La Basílica Pontificia de San Pedro

Vídeo sobre la Basílica de San Pedro realizado en diciembre de 2020 por Paco González Imágenes Aéreas para la Hermandad.

Documental de Loja TV sobre la Basílica de San Pedro y la Hermandad de la Misericordia y los Santos Mártires.

Fechas más relevantes en la historia de la Basílica de San Pedro

 

Siglo IV (entre 313 y 375): se construye un templo en el lugar donde fueron sepultados los mártires Fausto, Januario y Marcial.

1236: el 29 de junio, día de San Pedro, el rey de Castilla y León, Fernando III el Santo, hace su entrada en Córdoba, liberada desde entonces del dominio musulmán.

Finales del siglo XIII y principios del XIV: Al mismo tiempo que las demás «iglesias fernandinas», se construye el actual templo sobre una mezquita que se había elevado, a su vez, sobre el primitivo templo cristiano.

1363: fecha posible de la primera fundación de la Hermandad del Santísimo Sacramento, siendo obispo Andrés Pérez Navarro.

1520: nuevas reglas de la Hermandad del Santísimo Sacramento, aprobadas por el obispo Alfonso Manrique de Lara.

1534: el obispo Juan Álvarez de Toledo aprueba una reforma de las reglas de la Hermandad del Santísimo Sacramento.

1542: Siendo obispo Leopoldo de Austria, se renueva la fachada del templo y se coloca la actual decoración de la misma, obra del arquitecto Hernán Ruiz II.

1575: el 21 de noviembre, con motivo de unas obras para reforzar la cimentación de una de las columnas, se encuentran inesperadamente las reliquias de los Santos Mártires. En esas obras se sustituyeron ocho de las diez columnas que sustentan el templo.

1673: Se funda la Hermandad de los Santos Mártires.

1737: Comienzan las obras de embovedamiento de la iglesia, construyéndose las bóvedas de yesería que permanecieron hasta la restauración terminada en 1998.

1741: Se fusionan las Hermandades del Santísimo Sacramento y la de los Santos Mártires.

1742: Comienza las obras de construcción de la Capilla del Sagrario y de los Santos Mártires.

1763: Terminan las obras de la Capilla del Sagrario y de los Santos Mártires.

1790: El platero Cristóbal Sánchez Soto termina la urna-relicario de los Santos Mártires de Córdoba.

Finales del siglo XIX: el arquitecto Pedro Nolasco Meléndez construye unas habitaciones adosadas al ábside; fueron demolidas en las obras realizadas a finales del siglo XX:

1941 (febrero): La amenaza de desprendimiento de la bóveda de yesería de la nace central obliga a cerrar el templo durante la Cuaresma (los cultos al Cristo de la Misericordia fueron en San Pablo, aunque la procesión ya salió de San Pedro).

1960 (noviembre): La realización de unas obras en la nave central obliga a suspender la celebración de los cultos a los Santos Mártires.

1975: La Hermandad de la Misericordia restaura y renueva la capilla situada en el ábside de la nave del Evangelio para dar culto a sus titulares.

1985 (mayo): La iglesia de San Pedro se cierra al culto para unas obras de restauración; se anuncia que la duración de las obras sería de dos años.

1998 (marzo): La iglesia de San Pedro es reabierta al culto tras casi trece años de cierre.

2005 (noviembre): El Papa Benedicto XVI concede a la Parroquia de San Pedro el título de Basílica Menor.

2006 (15 de octubre): El obispo de Córdoba, Juan José Asenjo Pelegrina, preside la ceremonia de proclamación oficial como Basílica Pontificia Menor de la Parroquia de San Pedro.

2019: El templo cierra al culto durante los meses de verano para una reparación en las columnas que demuestra la escasa calidad técnica de la restauración terminada en 1998.


Introducción general

La hermandad de la Misericordia tiene su sede canónica en la Basílica Pontificia de San Pedro, uno de los doce templos fernandinos fundados a raíz de la conquista de Córdoba por Fernando III el Santo en 1236.

La iglesia se halla en las proximidades de la Plaza de la Corredera, en plena Ajerquía y en el casco histórico de la ciudad, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993.

Tradicionalmente, aunque sin una sólida certeza documental o arqueológica, se sitúa en el mismo solar la «basílica de los Tres Santos» que se habría levantado para acoger los restos de tres mártires –San Fausto, San Genaro y San Marcial–, asesinados en la misma persecución de Diocleciano que segó la vida de Acisclo y Victoria. También es antigua la tradición de situar en lo que hoy es San Pedro la primitiva catedral de Córdoba, erigida antes de la invasión islámica del año 711. En cualquier caso, lo que hoy es posible ver en San Pedro responde en general a las trazas de finales del siglo XIII, aunque los añadidos y reformas han sido constantes a lo largo de los siglos: entre estas modificaciones, las principales son la portada (siglo XVI), el retablo mayor (siglo XVIII) y, sobre todo, la capilla del Sagrario (siglo XVIII), donde se veneran las reliquias de los Santos Mártires de Córdoba, además de los retablos que ocuparon los muros laterales y que desaparecieron en la última restauración –en varios aspectos discutible– de que fue objeto el templo entre 1994 y 1998.

Como dato curioso que demuestra la importancia histórica de esta Basílica, podemos recordar que al reducirse, en época de Carlos III, el número de iglesias en las que podían refugiarse los delincuentes, sólo quedaron en Córdoba esta iglesia y la Catedral. Entre las obras de arte que se custodian en este templo destaca la Virgen de la Esperanza, de Gómez de Sandoval, obra realizada en 1713 y que desde 1998 preside la hornacina principal del retablo mayor; también se puede admirar una lámpara de plata cincelada por Lucas Valdés y regalada por la ciudad, en 1602, a los Santos Mártires de Córdoba, y un cuadro de Valdés Leal que representa a San Pedro. En San Pedro, templo al que el Papa Benedicto XVI concedió el título de Basílica Menor el 23 de noviembre de 2005, y que recibió oficialmente el 15 de octubre de 2006, tuvieron su sede desde su origen las hermandades del Santísimo Sacramento y la de los Santos Mártires. 


Seis vistas de la fachada de San Pedro. La primera de ellas  (primera columna, arriba) es un dibujo que se publicó en la revista Semanario Pintoresco Español en 1844; la segunda (primera columna, abajo) data de 1924, y en ella se ven dos árboles cubriendo la puerta principal; no disponemos de la fecha de la tercera (segunda columna, arriba), pero parece ser posterior a la segunda y anterior a la cuarta; la cuarta (segunda columna, abajo) pertenece, como la segunda, a la fototeca de la Universidad de Sevilla y debió de ser realizada entre los años 40 y 50 del pasado siglo. La quinta (tercera columna, arriba) muestra la fachada de la iglesia hacia 1984, muy poco antes del cierre que se prolongó hasta 1998. Finalmente, la sexta (tercera columna, abajo) fue tomada en la primavera de 2018, y en ella se aprecia claramente la desaparición de la ventana que había en el lado de la epístola, que como tantos elementos de la construcción fue eliminado o modificado durante la más que discutible "restauración" que sufrió el histórico templo ente 1994 y 1998. (Se pueden ampliar las imágenes haciendo clic sobre ellas).


Como dato curioso que demuestra la importancia histórica de esta Basílica, podemos recordar que al reducirse, en época de Carlos III, el número de iglesias en las que podían refugiarse los delincuentes, sólo quedaron en Córdoba esta iglesia y la Catedral. Entre las obras de arte que se custodian en este templo destaca la Virgen de la Esperanza, de Gómez de Sandoval, obra realizada en 1713 y que desde 1998 preside la hornacina principal del retablo mayor; también se puede admirar una lámpara de plata cincelada por Lucas Valdés y regalada por la ciudad, en 1602, a los Santos Mártires de Córdoba, y un cuadro atribuido a Valdés Leal (o a su escuela) que representa a San Pedro.

En este templo, al que el Papa Benedicto XVI concedió el título de Basílica Menor el 23 de noviembre de 2005, y que recibió oficialmente el 15 de octubre de 2006, tuvieron su sede desde su origen las hermandades del Santísimo Sacramento y la de los Santos Mártires. 


Descripción histórico-artística de la Basílica

La fachada, el órgano y el pozo


La fachada de San Pedro corresponde al tipo general de las iglesias fernandinas (transición románico-gótico), pero está enriquecida con una portada de estilo renacentista labrada por Hernán Ruiz II en 1542, a iniciativa del obispo Leopoldo de Austria, cuyo emblema se muestra sobre el arco de acceso al templo. Preside la entrada una estatua del apóstol San Pedro.

El cancel, construido en el siglo XVIII, se reformó en 1957 para permitir la salida de los pasos de la Hermandad de la Misericordia. La gran puerta interior de dicho cancel fue construida en madera tallada por Andrés y Manuel Valverde en 2008.

Al pie de la nave de la Epístola hay un espacio que fue antaño una capilla simétrica de la del lado del Evangelio, hoy baptisterio; tenía incluso una reja de madera de la misma época y factura. En la parte superior hay un órgano de la primera mitad del siglo XVIII con decoración barroca (dejó de funcionar en los años 40 del pasado siglo) y un espacio para el coro; debajo, un gran cilindro de madera protege la escalera de subida a dicho coro. Junto al muro interior de la fachada hay un pozo con agua: en efecto, de-bajo de la iglesia y por varias calles del barrio discurre un arroyo subterráneo, al que se tiene acceso también desde la cercana ermita de Nuestra Señora del Socorro.

La presencia del pozo hace fácil suponer que en este espacio estuvo primitivamente la capilla bautismal, que sólo se trasladó a su lugar actual en la segunda mitad del siglo XVIII. Es, por tanto, más que probable que en este espacio fuera bautizado el insigne imaginero cordobés Juan de Mesa y Velasco (1583-1627). También este pozo puede explicar las filtraciones, humedades y problemas de cimentación que históricamente han afectado a este templo.

Entre 1972 y 1985 se custodió en este lugar durante el año el paso del Santísimo Cristo de la Misericordia.


El baptisterio

Está situado al pie de la nave del Evangelio. Fue Capilla del Sagrario hasta la construcción de la actual a mediados del siglo XVIII; por ello, no es correcta —a pesar de la presencia de una lápida que así lo consigna— la ubicación en este lugar del bautizo del imaginero cordobés Juan de Mesa y Velasco (1583-1627). La primitiva capilla bautismal, en la que fue bautizado dicho artista, estaría situada, probablemente, al otro lado, es decir, al pie de la nave del Evangelio (hoy bajo el coro y el órgano).

En el baptisterio, al que se accedía por una reja de madera labrada en 1680 por Pedro de los Reyes, se conserva un retablo de autoría anónima con trazas barrocas, de finales del siglo XVII o principios del XVIII, que seguramente se haría para la capilla del Sagrario, entonces situada en este lugar como se ha visto. En el retablo se conservan varias imágenes de distinta procedencia. Una cartela conservada en su interior dice «ESTA HERMANDA / SE FUNDO AÑO / 1363», refiriéndose probablemente a la Hermandad del Santísimo Sacramento (de la que se tiene constancia ya en 1520, con una aprobación de reglas de 1534).

La pila bautismal de mármol y la cubierta semiesférica son de la misma época que la capilla y de autoría anónima. Sobre ella, en la cúpula, una paloma representa al Espíritu Santo. Es una pieza de estuco labrada por Francisco Ruiz de Paniagua en 1682.

En una hornacina construida en la última restauración, y ocupando el marco de una ventana que se abría al exterior con anterioridad, se exhibe la imagen de la Virgen de los Remedios, una imagen del último tercio del siglo XVII que tuvo un retablo propio en la nave del Evangelio. Dicho retablo desapareció de San Pedro, sin que podamos confirmar su paradero, durante el cierre que afectó al templo entre 1985 y 1998. La imagen, que procedía de la iglesia de la Magdalena, llevaba en un brazo una imagen del Niño Jesús y en la otra mano un cetro de plata que desaparecieron también en algún momento de dicho cierre. Al igual que la efigie homónima conservada en San Lorenzo, muchos devotos se acercaban a esta Virgen los martes y 13. En los últimos años se utiliza esta imagen para la procesión infantil del Colegio de la Sagrada Familia (Francesas).


A la izquierda, antigua estampa de la Virgen de los Remedios cuando estaba en la Magdalena. En el centro, la misma estampa pero ubicando ya la imagen en San Pedro. A la derecha, aspecto actual de la imagen. Obsérvese que han desaparecido el cetro y el Niño Jesús.


El retablo de la Esperanza (o de la Aurora)

Construido entre 1786 y 1815, está realizado en estuco pintado para simular mármol. Presenta un cuerpo único, con hornacina avenerada embutida en un marco moldurado. En el centro lleva una cartela. Remata el conjunto en frontón partido que presenta en el centro un recuadro para un lienzo que representa una Virgen coronada. Su diseño se atiene al del antiguo retablo de San Sebastián, situado justo enfrente. Ramírez de Arellano afirma que se hizo a comienzos del siglo XIX, y poco después se trasladó desde San Miguel la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza, atribuida a Alonso Gómez de Sandoval, que hoy se halla en el camarín del retablo principal. Dicha imagen fue titular de una hermandad llamada «de la Esperanza y Santo Celo de la salvación de las almas», conocida popularmente por «el Pecado Mortal».

Desde 1998 ocupa la hornacina de este retablo una imagen de Nuestra Señora de la Aurora de estilo barroco, tallada por un autor anónimo entre 1734 y 1766.

En el mismo muro, y en dirección hacia la puerta lateral llamada «de la sombra» (o de Santa Ana), hubo hasta la restauración de 1998 un retablo de madera imitando mármol, de estilo neoclásico, que durante dicho cierre fue trasladado a la iglesia de Nuestra Señora del Carmen de Castro del Río. De dicho retablo sólo queda en San Pedro el cuadro del Cristo de las Ánimas que lo presidía, obra del pintor Antonio Monroy que hoy se halla, en solitario, en el muro del lado de la Epístola junto a la puerta de Santa Brígida (llamada popularmente «puerta del sol»). 

También en el muro, pero hacia la capilla de la Misericordia, se encuentra la tumba de Hernando Sánchez Ortiz, en piedra tallada con un escudo heráldico, realizada en la segunda mitad del siglo XVI.


La capilla de la Misericordia

Situada en el ábside de la nave del Evangelio, carece de retablos y pinturas, y durante bastante tiempo se utilizó -en palabras del cronista José María Ray Díaz- como "mitad capilla, mitad atarazana". En ella se da culto al Santísimo Cristo de la Misericordia y a Nuestra Señora de las Lágrimas en su Desamparo.

El Santísimo Cristo de la Misericordia es una imagen de autoría anónima, data-ble en la segunda mitad del siglo XVI. Tiene rasgos manieristas y destaca su estiliza-da silueta. Lleva potencias de plata dorada, obra del platero cordobés Mateo Martínez Moreno, cinceladas en el año 1800.

Recibió culto en la desaparecida parroquia de la Magdalena, donde presidió la capilla del Sagrario adquirida por la hermandad del Santísimo Sacramento de dicha parroquia a finales del siglo XVII. Desde 1937 es titular de la cofradía penitencial que le da culto. En el siglo XX fue objeto de dos restauraciones: una en 1939, que estuvo a cargo de Rafael Díaz Peno y modificó sustancialmente su aspecto, y otra en 1983, realizada por Rafael Rivera Valle. Se muestra sobre una peana barroca del siglo XVIII, de madera tallada, dorada y policromada, procedente de la iglesia de la Magdalena, restaurada por Manuel Valverde y dorada por Ángelmaría Varo en 2012.

Nuestra Señora de las Lágrimas en su Desamparo es una imagen Dolorosa de la Santísima Virgen. Se trata de una pieza de candelero, que sólo tiene talladas la cara y las manos. Data de finales del siglo XVII y fue titular, con el nombre de Nuestra Señora de los Dolores, de una Hermandad que la procesionaba en Semana Santa durante el siglo XVIII. Estuvo primero en la iglesia de San Jacinto, de donde en 1730 pasó a la capilla de los Desamparados (hoy cerrada, se halla en el cruce de las calles Ramírez de las Casas Deza y Conde de Torres Cabrera), y de allí fue trasladada a la iglesia de la Magdalena en 1772, llegando a San Pedro seguramente a finales del siglo XIX.

La Capilla de la Misericordia de la Basílica de San Pedro, situada en el ábside de la nave del Evangelio, fue restaurada por la Hermandad en 1975; la restauración del templo terminada en 1998 dio al traste parcialmente con esta actuación, cegando la ventana que había en el muro de la izquierda y abriendo la vidriera que en la actualidad se puede ver, instalada en el año 2000.

En el muro contiguo al presbiterio se exhibe la cruz que primitivamente sostenía al Cristo de la Misericordia, de estilo barroco del siglo XVII. Ha sido restaurada por Manuel Valverde en 2016.

En la Capilla de la Misericordia se celebra todos los miércoles del año, excepto el Miércoles de Ceniza y el Miércoles Santo, la Santa Misa semanal ordenada por las Reglas de la cofradía.

La Capilla de la Misericordia en 1975, tras la restauración realizada por la Hermandad.

La Capilla de la Misericordia en 2018



El retablo principal

El retablo principal de San Pedro fue contratado el 2 de octubre de 1732 por Juan Bautista de Luque y Reina, rector de la Iglesia de San Pedro, con Félix Morales Negrete, a razón de 10 reales de vellón diarios. El artista murió en 1740 y no pudo concluir el retablo. En 1745 se contrataron los cuerpos superiores. Ni las pinturas ni las esculturas corresponden a este maestro. En 1760 se concierta el dorado con Juan Francisco Ruiz Gallardo. Este retablo es el único realizado en Córdoba por Morales Negrete.


El retablo tiene banco, dos cuerpos y ático, y está articulado en tres calles. En el banco hay puerta para servicio de altar. Se articula con columnas salomónicas en primer cuerpo y estípites en el segundo. El ático es de carcazón. Se adorna con esculturas y pinturas. En el primer cuerpo la hornacina central muestra a la imagen de la Virgen de la Esperanza [1], obra de Alonso Gómez de Sandoval (1713-1801), originalmente destinada a un altar lateral, y que desde 1998 ocupa el espacio donde antes se veneraba una imagen de San Pedro vestido de Pontífice, y que se puede ver en la foto de 1965 situada bajo estas líneas. A sus lados dos lienzos muestran dos milagros de San Pedro: el del lado de la Epístola [2] representa la liberación de San Pedro por el ángel, y el del lado del Evangelio [3] la curación del paralítico. En la hornacina central del segundo cuerpo se representa a San Antonio Abad [4] -en una imagen de la segunda mitad del siglo XVII, un siglo anterior al retablo- flanqueado por San Rafael [5] y San Miguel [6]. En el ático hay tres lienzos: el central representa a la Inmaculada Concepción [7], el del lado de la Epístola a San Januario y San Eulogio [8], y el del lado del Evangelio a los Santos Fausto y Marcial [9]. Tanto las pinturas como las esculturas citadas son de autor anónimo y de la misma época que el retablo (salvo los ángeles trompeteros, que son del mismo Morales Negrete).

En blanco y negro, el retablo y el presbiterio tal y como se mostraban en 1965. Las restantes fotos contienen diversos detalles del retablo principal.


Las lápidas sepulcrales de Francisco Ramírez y Gámiz y Bartolomé Sánchez de Feria

En el centro de la nave principal se halla la lápida sepulcral de Francisco de Sales Ramírez y Gámiz, párroco de San Pedro ahorcado en la Corredera por orden del general Dupont, jefe de los soldados franceses que invadieron Córdoba en 1808. Está escrita en latín y redactada por un sobrino del sacerdote, llamado Luis María Ramírez de las Casas-Deza, ilustre historiador (aunque había estudiado Medicina, carrera que nunca ejerció) que fue el primer catedrático de Historia del Instituto de Córdoba. La tumba estaba originariamente en el presbiterio, y la lápida se trasladó aquí en los oscuros años del cierre de finales del siglo pasado.

Casi la misma altura, pero mirando hacia la Capilla del Sagrario, se halla la lápida sepulcral de Bartolomé Sánchez de Feria (1719-1783), el autor de la Palestra Sagrada, la más amplia y erudita recopilación de datos, tanto históricos como legendarios, sobre los Santos de Córdoba y especialmente sobre los Mártires.

En la iglesia había otras lápidas sepulcrales, pero algunas han desaparecido y otras están movidas de su sitio original. Casi con toda seguridad, los restos que hubiera debajo habrán sido removidos y juntados en algún lugar del subsuelo, porque es lo que se suele hacer en estos casos.

La capilla de San Pedro

Situada en el ábside de la nave de la Epístola, contiene un sencillo retablo de mármol de estilo manierista, pensado como marco para alojar pinturas. El primer cuerpo es rectangular, con dos peanas embutidas y adornadas con tiara papal, y encima un tondo actualmente vacío sobre el que descansan dos figuras de ángeles mancebos. Por encima queda la huella de un escudo episcopal hoy perdido, delante del cual hay una pequeña ménsula y una hornacina para imagen.

El retablo fue financiado por el obispo don Antonio de Pazos y Figueroa después de 1583, y en esta capilla se alojaron las reliquias de los Santos Mártires de Córdoba halladas en el subsuelo del templo, muy cerca de ella, hasta el año de 1763, en que se concluyó la construcción de la actual capilla barroca.

Después del traslado del arca con las reliquias se entronizó en esta capilla una imagen de San Pedro, costeada por el sacerdote Julio Merinas, y que posiblemente fuera la misma que más tarde pasaría al retablo principal, dejando su lugar a una efigie del Sagrado Corazón de Jesús, que permaneció en ella hasta el cierre de 1985.

En la actualidad se muestran sobre el altar dos imágenes de estilo manierista que representan a San Acisclo y Santa Victoria, obras anónimas talladas hacia 1650. Estuvieron en la ermita de los Santos Mártires de la Ribera hasta 2004, en que fueron restauradas por Rafael Valverde a iniciativa de la Hermandad de la Misericordia y los Santos Mártires.

Aunque no fue pintado originariamente para esta capilla, en ella la pieza más destacada es el cuadro que representa «El arrepentimiento de San Pedro», y que anteriormente se exhibía en la sacristía de la parroquia: se trata de una obra atribuida a  Juan de Valdés Leal y pintada entre 1647 y 1649.

Un grabado de Francisco de Zea, que podemos ver a la izquierda de estas líneas, muestra cómo era (en la ilustración, destacada en color rojo) la urna de los Santos Mártires en 1755, es decir, 18 años antes de su traslado a la actual Capilla del Sagrario, en la que sería reemplazada por la actual urna en 1790. Construida en hierro y terciopelo, sobre ella se ve un círculo blanco presidido por una cruz, que podría corresponder perfectamente al tondo circular de mármol que hoy vemos, y que sería una entrada de luz natural. La base de dicha arca coincide prácticamente con la altura del actual altar, que fue también sepulcro de las reliquias en los años inmediatamente siguientes a su hallazgo. El conjunto se ve cubierto por un dosel circular, presumiblemente de color rojo, que descendería del escudo del obispo Pazos y Figueroa del que hoy sólo queda la huella del lugar que ocupaba.


El retablo de San Sebastián (o de San José)

Situado en la nave de la Epístola, entre la Capilla del Sagrario y la puerta de la sacristía, el retablo de San Sebastián, construido entre 1686 y 1700, es de estilo barroco, de medio punto y rematado por un frontón partido que flanquea el ático enmarcado por aletones. La clave del arco y el centro del ático llevan cartelas abultadas. En el hueco de la hornacina se dispone un templete con el grupo de San José y el Niño. El ático se completa con una pintura del Martirio de San Bartolomé.

Originalmente la hornacina alojaba una imagen de San Sebastián, que desapareció durante el cierre 1985-1998 y actualmente se halla en el Palacio Episcopal. San Sebastián era invocado como abogado contra la peste, y según Ramírez de Arellano la imagen fue «colocada en aquel lugar en memoria de la que se pasó en Papia, ciudad de Italia, donde por su intercesión cesó el contagio».

El grupo escultórico de San José con el Niño Jesús, de autor anónimo, data de entre 1634 y 1666, formaba parte del retablo del Cristo de Ánimas (hoy en Castro del Río), y era venerado por la Hermandad de las Ánimas existente en la parroquia.

El cuadro del martirio de San Bartolomé data de antes de 1663; la datación se debe a que el lienzo formó parte de la desaparecida capilla de San Bartolomé, fundada por Bartolomé Ruiz Mohedano, rector de la parroquia fallecido dicho año. El anónimo autor se inspira sin duda en un cuadro del mismo tema de José de Ribera.


El lugar exacto del hallazgo de las reliquias de los Santos Mártires de Córdoba

«EN ESTE LUGAR OCULTÓ LA PIEDAD,

EN TIEMPOS DE SUPREMA ANGUSTIA,

LAS VENERANDAS RELIQUIAS

DE LOS SANTOS MÁRTIRES DE CÓRDOBA,

QUE EN ÉL PERMANECIERON ESCONDIDAS

POR MÁS DE CUATROCIENTOS AÑOS

HASTA EL DE 1575,

EN QUE PROVIDENCIALMENTE

FUERON DESCUBIERTAS»

Con estas o muy parecidas palabras, una lápida de mármol colocada en el suelo del templo, entre el retablo de San Sebastián y la columna que se ve en la foto, señalaba el lugar exacto donde fueron halladas las Sagradas Reliquias de los Santos Mártires de Córdoba, el 21 de noviembre de 1575, siendo obispo de Córdoba Fray Bernardo de Fresneda. La mencionada lápida fue retirada o destruida durante las obras que acabaron en 1998,

Los problemas de cimentación que afectaban a la columna —como, por otro lado, a gran parte del edificio— hicieron que se emprendieran unas obras para reforzar dicho cimiento, con el resultado de que bajo tierra se halló un sepulcro con multitud de huesos, sellado por la piedra que se custodia en la capilla de los Santos Mártires, que acredita los nombres de algunos de los sepultados.

Cuenta la piadosa tradición que, arreciando la persecución musulmana en los siglos IX y X, los cristianos cordobeses reunieron las reliquias, que se hallaban dispersas en varias iglesias de la ciudad, y las escondieron todas juntas en el subsuelo de este templo, por ser el más antiguo de la ciudad y custodiar la memoria de los «Tres Santos» (Fausto, Genaro y Marcial), es decir, los primeros Mártires cordobeses junto a San Acisclo y Santa Victoria.

Tras el hallazgo de las reliquias, el Concilio Provincial de Toledo celebrado en 1582-1583 certificó su autenticidad y autorizó que se les rindiera culto y veneración como pertenecientes a Santos Mártires.

En 1672 se constituyó la Hermandad de los Santos Mártires de San Pedro, que en 1742 se fusionaría con la Hermandad del Santísimo Sacramento para construir la capilla del Sagrario y de los Santos Mártires.

Hasta la terminación de la actual capilla barroca, las reliquias permanecieron en la de Santa Lucía (hoy de San Pedro), donde recibían el culto y la veneración de los fieles.


La capilla del Sagrario y de los Santos Mártires

A la izquierda, plano de la Parroquia de San Pedro (copia hecha en el siglo XVIII de un dibujo realizado en 1583 y conservada en el Archivo de Simancas). En él aparecen señalados el lugar donde fueron colocadas las reliquias tras ser halladas y autorizarse su culto (A) y el punto exacto del templo bajo el que se hallaron los restos de los Santos Mártires (B).

En el plano de la derecha (extraído del folleto repartido con motivo de la reapertura de San Pedro en 1998, la C señala la capilla del Sagrario y de los Santos Mártires, que como puede apreciarse no aparece en el plano anterior.

Se observa que, para la construcción de la Capilla del Sagrario, se redujo la superficie de la sacristía y se ganó terreno del exterior del templo.


La fusión de la Hermandad del Santísimo Sacramento con la de los Santos Mártires, en 1742, tuvo como resultado la construcción de la capilla del Sagrario, que duró hasta 1757, aunque la decoración se acabó unos años tarde.

La embocadura fue realizada entre 1750 y 1756; presenta un conjunto formado por dos ménsulas colocadas a ambos lados del arco de ingreso y un marco que recorre el hueco y el intradós del mismo. Se compone de yeserías que semejan roleos, flores y acantos muy rizados. En la clave, un pelícano simboliza la Eucaristía. Se completa con dos ángeles lampadarios labrados por Pedro Duque Cornejo entre 1748 y 1757, que llevan lámparas de plata de Damián de Castro y José de Aranda (1765).

La reja, forjada en 1757, acredita fehacientemente que la capilla pertenece a la hermandad, según consta en la inscripción interna del friso: «CAPILLA DE LA HERMANDAD DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO Y SANTOS MÁRTIRES».

Toda la capilla está ornamentada con estucos de Juan Fernández del Río (1750); los cuadros de los laterales representan la Sagrada Cena (en el lado del Evangelio) y los Cinco Caballeros (en el lado de la Epístola), son óleos sobre lienzo de Juan Bautista de la Peña, pintados en 1753. 


Bajo el cuadro de los Cinco Caballeros se custodia, en una hornacina abierta en el muro, una piedra con la inscripción SCORUM / MATYR / XPI IHV / FAUSTI IA / NUARI ET / MARTIA / ZOYLI / TACISCLI / ARITA / ATS / N. (Sanctorum Martyrum Christi Iesu, Fausti, Ianuari, Martialis, Zoili et Aciscli, Era MLX-XIX). La piedra, que se reproduce en el dibujo a la derecha de estas líneas, data de hacia el año 800 y era la que sellaba el sepulcro de los Santos Mártires descubierto en 1575.

En el camarín del retablo, sobre el Sagrario que custodia el Santísimo Sacramento [1], se halla la urna-relicario de los Santos Mártires [2] de Córdoba; se trata de una urna rectangular sobre peana troncopiramidal con tapa, sobre la que se alza la escultura de San Rafael. Los ángulos se adornan con jarrones con flores. Las caras de la urna están dispuestas como óvalos acristalados para ver las reliquias. La decoración se compone de rocallas, guirnaldas y relieves relacionados con el hallazgo de las reliquias y los martirios de los santos. Es una pieza excepcional, de plata cincelada, realizada entre 1789 y 1790 por Mateo Martínez Moreno y, sobre todo, Cristóbal Sánchez Soto.

El retablo, obra de Pedro de Cobaleda y Alonso Gómez de Sandoval, data de 1760 y está formado por una mesa de altar con banco y dos puertas de servicio, cuerpo principal y ático en medio punto. El sagrario va flanqueado por ángeles y la puerta se decora con cáliz con corazón inflamado, cruz y corona.

El cuerpo principal presenta el camarín central para la urna y paneles laterales muy ornamentados con peanas para las imágenes de los Santos Mártires. Sobre el camarín, una pequeña hornacina muestra la imagen de Nuestra Señora de los Mártires [3], obra manierista anónima de hacia 1580; sobre ella, una gran cartela muestra la escena de la aparición de San Rafael al padre Andrés Roelas [4]. Por toda la superficie del retablo se reparten pequeñas esculturas que representan a los Santos Mártires cuyas reliquias se conservan en la urna-relicario. 

Todas las esculturas del interior la capilla son de Alonso Gómez de Sandoval, excepto las de los cuatro ángeles de las esquinas interiores (San Rafael, San Miguel, San Gabriel y el Ángel de la Guarda), que son de Pedro Duque Cornejo.

Del centro de la cúpula pende una lámpara de plata de realizada en 1787 por Damián de Castro, cuya descripción e historia se puede conocer haciendo clic aquí.


La capilla del Sagrario y de los Santos Mártires en uno de las pocas ocasiones en que la urna de las sagradas reliquias permanece oculta.

Vista central de la cúpula de la capilla del Sagrario y de los Santos Mártires.

En el camarín del retablo, sobre el Sagrario, se halla la urna-relicario de los Santos Mártires de Córdoba; se trata de una urna rectangular sobre peana troncopiramidal con tapa, sobre la que se alza la escultura de San Rafael. Los ángulos se adornan con jarrones con flores. Las caras de la urna están dispuestas como óvalos acristalados para ver las reliquias. La decoración se compone de rocallas, guirnaldas y relieves relacionados con el hallazgo de las reliquias y los martirios de los santos. Es una pieza excepcional, de plata cincelada, realizada entre 1789 y 1790 por Mateo Martínez Moreno y Cristóbal Sánchez Soto. Sobre la tapa de la urna, un medallón de plata ostenta la inscripción siguiente: «SIENDO PONTIFICE ROMANO Nº SSMO PADRE PIO SEXTO REIES DE ESPAA LOS SS. D. CARLOS QUARTO I Dª LUISA DE BORBON, OBISPO DE CORDOBA EL EXMO. E ILMO. SR. D. ANTONIO CAVALLERO I GONGORA, RECTOR DE ESTA IGLESIA PARROQUIAL DE SR. SAN PEDRO EL DR. D. JUAN TELLO I CASTILLEJO I HERMANO MAYOR DE LOS SSTOS MARTIRES D. ALFONSO MELLADO SE HIZO CON LIMOSNAS DE DEBOTOS CORDOBESES ESTE (IA TERCERO) RELICARIO FABRICADO DE MANO DE D. CHRISTOVAL SANCHEZ I SOTO ARTIFICE DE PLATERIA I NATURAL DE ESTA CIUDAD DE CORDOBA SE CONCLUIO PARA EL VIERNES VEINTE Y SEIS DE NOVIEMBRE EN QUE SE CELEBRA LA INVENCION DE ESTAS RELIQUIAS DE LOS DIESIOCHO CUERPOS QUE SEGUN CELEBRA LA IGLESIA SE CONSERVAN EN ESTE RELICAIO AÑO DE 1790». Otra medallón de plata, más pequeño, añade que  «POR ESTAR / EN NOVIEMBRE / DE 1790 / E / YLUSTRISSIMO SEÑOR  O/BISPO EN SANTA VISITA / NO SE EFECTUO LA / TRASLACION HAS/TA EL DIA QUATRO / DE MAIO DE / 1791».

Si desea conocer un documentado estudio científico-médico de las reliquias contenidas en el arca, haga clic aquí.


Detalles de la urna-relicario de los Santos Mártires. Para ampliar, hacer clic sobre las fotos.


Con la pretensión de adaptar la Capilla a la interpretación más generalizada -pero no más correcta- de la reforma litúrgica emanada del Concilio Vaticano II, dicha Capilla fue objeto en 1970 de una desafortunada modificación que cambió sustancialmente su aspecto original, ya que eliminó la visión completa del retablo y suprimió la verja de hierro forjado que protegía el presbiterio y que es aún visible en las dos fotografías situadas sobre estas líneas: la primera data de 1950 y la segunda de 1958. El aspecto actual de la Capilla se aprecia en la foto que abre el presente apartado.


El expolio de San Pedro

El retablo de San José

Durante el cierre del templo entre 1985 y 1998, se produjo un expolio injustificable de gran parte de su patrimonio artístico y litúrgico. Algunas de las piezas expoliadas se han perdido irremisiblemente, otras han sido trasladadas y otras más se hallan en el "limbo" (es decir, se desconoce su paradero).

Entre las piezas expoliadas y trasladadas, se halla este retablo de San José, que hoy preside la parroquia de Santa Victoria en el Barrio del Naranjo. El cuadro central de la parte superior representa precisamente los desposorios de María y José. Se aprecia, además, que la imagen de Santa Victoria, por su tamaño, no corresponde a la hornacina central.

El retablo se hallaba en el muro de la nave de la Epístola, entre el coro y la llamada "Puerta del Sol".

La Dolorosa del siglo XIII

La imagen de la Dolorosa del siglo XIII es posiblemente la pieza más antigua de la Parroquia de San Pedro, ya que data del mismo siglo de la construcción del templo. Fue descubierta, estudiada y puesta en valor en 1955 por el arqueólogo francés  Pierre Dubourg-Noves en un artículo que publicó en el Boletín de la Real Academia de Córdoba. Estuvo, hasta 1985, en la sacristía de San Pedro. Ahora se halla en el Palacio Episcopal, arrinconada como se puede apreciar en la foto que ilustra estas líneas.


Con gran satisfacción incorporamos a nuestra web el magnífico trabajo realizado por airdronevision.es en la Basílica de San Pedro en la mañana el 17 de febrero de 2018. Se trata de un reportaje visual sobre nuestra sede canónica realizado con un dron de última generación, que permite ver detalles de la iglesia hasta ahora inaccesibles a la vista, así como perspectivas inéditas de las imágenes, retablos y altar de cultos.

La Hermandad de la Misericordia se enorgullece de ser la primera de Córdoba que dispone de un reportaje de este tipo sobre sus titulares y su altar de cultos, y felicita y agradece a la empresa productora su magnífico trabajo.

Si desea verlo en alta definición y le es posible hacerlo en un receptor de televisión con alta definición y acceso a Internet, la URL que hay que pulsar es https://vimeo.com/256835885.