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Un 17 de noviembre inolvidable

La víspera

El 17 de noviembre, festividad de los patronos de Córdoba, San Acisclo y Santa Victoria, tuvo en nuestra Hermandad un pórtico solemne y entrañable.

Cerca de la medianoche, al filo mismo de la madrugada, la Reina de los Mártires -que tanto sabe de Madrugada- llegó a la Basílica de San Pedro, escoltada ejemplarmente por su Hermandad de la Buena Muerte. Ella, la Reina por antonomasia cuando hablamos los cofrades de Córdoba, entró en la casa donde son venerados los Mártires cordobeses. Y entró en un silencio que sólo se rompió con el Himno a los Santos Mártires, cantado por nuestra Capilla Musical, al pasar por la capilla del Sagrario.

La Reina del Silencio llegó al altar mayor, donde fue recibida, desde las alturas del altar de cultos, por las Sagradas Reliquias halladas en 1575, en un ambiente de recogida solemnidad que se iluminaba casi exclusivamente con los cirios de las candelerías.

El besamano

Desde las diez de la mañana, la hermosísima imagen que tallara Castillo Lastrucci estuvo expuesta en la Basílica, donde recibió la oración, el homenaje y el beso de muchos cofrades de la Buena Muerte, de la Misericordia y de otras hermandades, además de personas que querían también rezar y dejar constancia de que estaban en un acto irrepetible.

Lucía la Reina sus mejores galas, como el manto rojo con bordados en oro de Esperanza Elena Caro lleno de palmas y símbolos martiriales. Llevaba en el pecho un broche que representa la Cruz dominando el mundo escoltada por la palma y la espada, símbolos del martirio. Un broche exactamente igual fue obsequiado por la Hermandad de los Nazarenos Congregantes a Nuestra Señora de las Lágrimas en su Desamparo.

Y llamaba la atención la armonía que mostraban el altar de cultos a los Santos Mártires preparado por el equipo de Mayordomía de nuestra Hermandad con el exorno del besamano que prepararon los priostes de la cofradía de la Madrugada.

Ofrecemos a continuación algunas fotografías del besamano.

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La ofrenda floral

Como todos los años desde 2004, nuestra Hermandad celebró la ofrenda floral a San Acisclo y Santa Victoria en el monumento que los recuerda en el Puente Romano. Asistieron también representantes de las Hermandades de la Paz y Esperanza, el Calvario, San Rafael, Hermandad Universitaria, Virgen de Fátima, Fundación Santos Mártires y Buena Muerte, así como la Agrupación de Cofradías.

En el acto se rezó por primera vez en público la nueva oración a los Santos Mártires compuesta por el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández González. La oración figura ya en esta web.

Ofrecemos a continuación fotos del acto.

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El XXIX Encuentro de Hermandades de la Misericordia de Andalucía

En la mañana del mismo día, una representación de nuestra Hermandad, encabezada por el Hermano Mayor, José Manuel Maqueda Estepa, participó en Herrera (Sevilla) en el XXIX Encuentro de Hermandades de la Misericordia de Andalucía, organizado en esta ocasión por la Hermandad del Santísimo Cristo de las Misericordias. El acto central del Encuentro fue la Santa Misa presidida por el cardenal Carlos Amigo Vallejo, arzobispo emérito de Sevilla.

La Santa Misa de rito Hispano-Mozárabe

A las siete y media de la tarde dio comienzo la Santa Misa de Rito Hispano-Mozárabe en honor de San Acisclo y Santa Victoria patronos de la ciudad y de la diócesis de Córdoba, con motivo de su festividad. Hay que destacar que esta es la única ocasión en que se celebra en Córdoba el Santo Sacrificio siguiendo este antiguo y venerable rito.

La Basílica estaba llena a rebosar, hasta tal punto que se ocuparon todos los bancos y sillas disponibles, debiendo permanecer de pie algunos de los asistentes. Ofició la ceremonia el deán del Cabildo Catedral, M.I.Sr. D. Manuel Pérez Moya, y actuó en la parte musical el coro del Seminario San Pelagio.

Al término de la Santa Misa, se formó la procesión de regreso de la Reina de los Mártires a San Hipólito, realizándose en la puerta de la Basílica la despedida oficial de nuestra Hermandad.